Presentación

Hola a todos estimados lectores, soy el autor, Roberto estudiante de biología en la URJC y he creado este blog junto a mi compañero José A. para mostraros algunas de las pérdidas naturales que hemos sufrido durante los dos últimos siglos.
Para cualquier cuestión contactar conmigo y espero que nos sigáis.

Un saludo.

jueves, 4 de abril de 2013

Pájaro carpintero imperial (Campephilus Imperialis)


El Carpintero Pico de Marfil o Pájaro Carpintero Imperial, era un ave voladora que habitaba esencialmente en los bosques templados y fríos de México, aunque originalmente también se la encontraba en el sur de Estados Unidos. 

El Carpintero Imperial, pertenecía al orden de los piciformes, mismo de los pájaros carpinteros que subsisten hasta hoy y su pariente más cercano sería el Pájaro Pico de Marfil del Caribe, el que dicho sea de paso, también se lo considera extinto. 

La altura de este carpintero imperial promediaba entre los 51 a 56 centímetros, aunque se hallaron ejemplares de hasta 60 centímetros. Esto lo convertía en el pájaro carpintero más grande del mundo. En la adolescencia, tenían colores opacos y pardos; ya en la adultez, su apariencia era bastante llamativa: machos y hembras portaban un penacho en la cabeza, claro que en el macho era rojo y echado hacia atrás y en las hembras era blanco y hacia delante. El macho también llevaba manchas rojas en el pecho, y vetas blancas en los costados. Ambos sexos tenían el torso y lomo negros y el pico blanco. Su cola tenía plumas rectas y cortas. 

Las patas de este carpintero eran poderosas, con dos dedos hacia delante y dos hacia atrás, lo que permitía una gran capacidad para trepar árboles y aferrarse a sus gruesos troncos al taladrarlos con su pico, desde cuyo interior extraía larvas, gusanos e insectos, que constituían su dieta. Ocasionalmente capturaba su comida desde el suelo. Con su muy bien dotado pico este pájaro llegó a horadar la arcilla y el concreto de las casas. 

Este pájaro se apareaba una sola vez al año, permaneciendo en el nido durante toda la etapa de incubación, que duraba semanas y hasta meses, y finalmente tenía dos o tres crías. Su promedio de vida, oscilaba entre ocho a doce años. 





La desaparición de esta especie de carpintero es un caso especialmente dramático, por cuanto dicho fenómeno se produjo muy avanzado el siglo XX, cuando ya existía una conciencia global sobre la negativa alteración del medio ambiente provocada por el hombre, por lo que se podría haber instado para crear zonas protegidas o santuarios en que hubiese podido subsistir. Sin embargo, se estima que bastaron no más de cuarenta años de tala indiscriminada de sus bosques y caza ilegal para extinguir al mayor y más bello representante de la especie en el mundo. 

Paulatinamente sus fronteras se fueron reduciendo. Ya dijimos que en un comienzo se lo encontraba aún en Estados Unidos, y en México, en una vasta zona comprendida por el desierto de Sonora, Zacatecas, Michoacán, Cihuahua y la Sierra Occidental de Durango, lugar que representó su último refugio. 

Se estima que este pájaro necesitaba a lo menos veintiséis kilómetros cuadrados de bosques para poder subsistir, pues en cada árbol hurgaba su comida, y como su alimentación consistía básicamente en larvas e insectos, estos los encontraba en gran medida en árboles muertos, los que fueron los primeros en ser talados por el hombre. 

Los últimos reportes confirmados de su existencia datan de 1957, en Durango. A partir de ahí, en ocho oportunidades se ha señalado por diversos testigos, que se lo habría divisado en la misma zona, la última vez, fue en 1996, lo que motivó una expedición conjunta de BirdLife Internacional y Prosima, que por varios días se asentaron en la zona, con la esperanza de encontrar algún ejemplar de este magnífico pájaro. No obtuvieron resultados, por lo que el único lugar en que se puede contemplar a esta especie en la actualidad, es en los museos, como el célebre ejemplar macho embalsamado del Museo de Historia Natural de Viena. 


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